lunes, 16 de julio de 2007

Primer contacto con las Vías Verdes.

Hola amigos, en mayo hice el Camino Mozárabe, desde Granada, en donde nací y donde resido, hasta Santiago de Compostela y tuve la ocasión de realizar mi primer contacto con las Vías Verdes, tantas veces planeado y otras tantas pospuesto. En Alcaudete, por problemas de vadeo del rió por donde pasa el Camino, a los que se añadió un inoportuno tirón en una pierna, tome la Vía Verde del Aceite para continuar por la Subbetica hasta Luque, evitando así el río o la otra alternativa: la carretera nacional, además del alivio para mi pierna del fácil pedaleo por la Vía Verde. Estas fueron mis impresiones:

La Vía Verde del Aceite es una gozada, firme de riego asfáltico, muy fácil de rodar y las pendientes inexistentes, lo que mi "pienna" agradece. El paisaje, los olores, el silencio y el fresco de la mañana hacen que sea una verdadera delicia recorrer este tramo. Cada poco se cruzan codornices y liebres, como se nota que esta prohibida la caza ahí!.

Durante el recorrido por esta parte de la Vía del Aceite, se atraviesan un par de viaductos, la parte central cubierta con traviesas, algunas con un aspecto bastante añejo, de lo viejas que se ven y entre las que se ve el fondo del barranco de unos 7 u 8 pisos de altura, quizás mas. Que sensación mas "adrenalítica" rodar despacio sobre ellas, viendo el fondo a cada poco, mientras piensas que alguna se pueda romper (cosa que dudo que suceda, las habrían cambiado, ¿o no? jejeje...)

En poco tiempo alcanzo el comienzo de la Subbetica, aquí ya no es tan agradable el pedaleo, los signos de abandono se hacen mas evidentes conforme avanzo. ¡Que pena!.
La maleza crece a sus anchas, incluso en algunos puntos tapa ya por completo el
trazado, en poco tiempo sus raíces irán disgregando el riego asfáltico y las heladas del invierno se ocuparán del resto para que quede destrozada. Con lo fácil, rápido y barato que sería mantenerla limpia, bastaría con que un vehículo con remolque de los que esparcen herbicida pasase un par de veces al año para mantener a raya la maleza y esto no pasara. Ahora si es mas laborioso y costoso su limpieza.


Unos kilómetros mas adelante se alcanza la laguna del Salobral, con un poco de agua todavía de las últimas lluvias, parada para descansar y escribir estas notas ( plas! plas! plas!, demonios como pican los mosquitos del salobral).


Continuo adelante, próxima parada Luque. El mal estado sigue patente, ahora se manifiesta, además, en los postecitos de hierro que hay puestos en el centro cada poco para que no pasen vehículos, pues están bajados, con el peligro que ello supone, iba mirando el paisaje y casi me trago uno, voy subiéndolos y sujetándolos con trozos de rama en la parte de atrás en el lugar donde debería ir el candado, otras que si tienen candado, les han arreado con algo y les arrancaron el trozo de hierro, estos me limito a levantarlos y calzarlos con piedras por delante para que no se caigan. Seguramente alguien que tenia que dar un rodeo con su flamante todo terreno para recorrer su finca, pensó que para que darlo si podía pasar por ahí. La prepotencia y estupidez que pueden alcanzar algunos umanos (si, sin "h", no se la merecen) es inimaginable.


Lo que empezó en un agradable paseo, casi acaba con un mal sabor de boca, menos mal que en la estación de Luque la cosa se arreglo, esta no está abandonada, al estar junto a la nacional, de hecho, había un par de autobuses de “guiris” (con cariño) desayunando, que al verme llegar me saludaron muy efusiva mente, pensado que yo lo era también pues los españoles no estamos por esos menesteres, como luego me explicaron unos franceses con los que charle un rato, y en parte tuve que darles la razón, mucho tenemos que avanzar aún en ese sentido.
Esto y un suculento desayuno con un magnifico aceite de la tierra (por el módico precio de 1,6 €), sirvieron para reponer fuerzas y que mi balance final sobre este recorrido fuera muy grato.

En cuanto las calores remitan un poco, quiero organizar una excursión de fin de semana completo, para recorrer en su totalidad la Vía del Aceite y Subbetica, con mi hijo y sus amigos a ver si les entra el gusanillo del pedaleo, de recorrer nuestros esplendidos paisajes, nuestra historia y conocer otra gente otras costumbres, que no todo es fútbol y Playstetion.


Un saludo para todos y seguiremos en contacto.
Luciano.